sábado, 24 de enero de 2015

Último adiós en Enero.

Siempre me decías que te tenía que escribir algún día, cuando me decías esto yo siempre pensaba lo mismo, si escribiese sobre ti seguro que te enfadarías, supongo que hay personas que no inspiran, supongo que tú eres una de ellas. Pero esta mañana me desperté pensando en ti, solo quería escribir, mi cabeza iba corriendo detrás de un papel y un boli. Eres de las que llegan calando, tal vez tu calaste demasiado, llegaste a mi vida como un terremoto, tirando todo lo que había construido e intentando meterte en los bolsillos todas las sobras de algo que no era tuyo. Tal vez yo tuve parte de la culpa, yo te anime a coger sobras que nunca iban a ser para ti y te di aliento que no deseaba darte, hasta que un día me di cuenta de que ya no quería más terremotos, quería la misma playa de siempre, aquella que me hacia sentir tanto sin darme nada, y me mude, y que difícil fue mudarme, ¿Cómo le explicas a un ciego como son los colores? Al final me entendiste, si tu entendiste eso estoy segura que todos los ciegos entenderán como son los colores. Tiempo después volviste, pero el terremoto ya no tenía ni grado, al final llevabas razón, escribiría sobre ti, hoy escribo para decir que lo que más me ha gustado de nuestra historia es oír como se cierra la puerta.